Pisé por primera vez un consultorio de psicología a los ocho años de edad. Estaba por reprobar el primer año de primaria porque era demasiado perfeccionista y como no lograba escribir de una forma que se viera “bonita” ni siquiera lo estaba intentado. Me estaba quedando atrás y la maestra sugirió que me llevaran con un psicólogo. Recuerdo bien lo que hice esa primera sesión con una psicóloga que me trataba de forma condescendiente: me puso a pintar a mi …