En el verano del 2019, abrí mi computadora para tener sesión con Raquel, mi nutrióloga. Al verla, comienzo a llorar y le digo que no puedo con el remordimiento, porque el día anterior comí “un poco de pizza” y mi cabeza no deja de gritarme que “soy una gorda” Raquel me mira y me deja llorar y al terminar mi discurso me dice: ¿estás consciente de tus privilegios? Me quedo pensando en sus palabras y no sé que responder, ¿cómo …