Soy una colaboración de pelo castaño, ojos cafés, sueños e ideas. Soy amante del té y adicta al café. Tengo la estatura de mi padre y la complexión de mi madre, pero, sobre todo, tengo sus enseñanzas tatuadas en mi corazón. A la edad de veintiún años, decidí abrir mi academia de danza para personas con discapacidad donde todos los días, encuentro el significado de tenacidad y perseverancia. Mediante el trabajo con mis alumnos, he descubierto que cuando se desea algo con todo el corazón, se puede lograr y que los pequeños pasos pueden significar el mundo entero. Aunado a esto, a la edad de veinticuatro años toque fondo. Por años me estuve desmoronando y no lo sabía hasta que después de un viaje, descubrí que llevaba diez años conviviendo con un trastorno alimenticio. Debido a esto, tuve que hacer una pausa en mi vida para sumergirme en mis propias ideas y deshacerme de todos los mitos con los que crecí creyendo ciegamente. Después de todas estas experiencias, he descubierto que vivo en paradoja. Me gusta escuchar música clásica y al mismo tiempo, pop barato. Disfruto de la buena literatura o una novela para adolescentes. Soy seria y sarcástica a la vez. Soy terca y al mismo tiempo, dejo todo pasar. Estoy delgada pero mi mente me grita que soy una gorda. Al final del día, me parece que soy la mejor versión que puedo ser y después de años de sufrimiento, sé que para mí todo esto es suficiente. Te invito a leerme, pero sobre todo te invito a reflexionar acerca de tu vida y descubrir, todas las paradojas que hay en ti.
¡Bienvenido a la vida en paradoja!