Para una persona que padeció un trastorno alimenticio, entender que la anorexia no está determinada por el peso que uno presenta ha sido el hecho más difícil de comprender. Recuerdo cuando estaba interna en la clínica y la nutrióloga me dijo que podía permanecer en el mismo peso en el que entré, que si bien era bajo no era tan riesgoso. Escuché sus palabras y lo primero que sentí fue una profunda insatisfacción creyendo que había fallado como una persona con anorexia, ni siquiera estaba lo suficientemente mal como para necesitar subir de peso y con el tiempo entendí que, si bien no había estado extremadamente delgada, tristemente, si estaba lo suficientemente enferma. Platicando con mi terapeuta comprendí que la gravedad de una enfermedad mental no se determina por el peso en el que te encuentras, sino por el discurso mental que padeces, los miedos y los rituales al comer. La pérdida de peso será únicamente consecuencia de la tortura mental a la que una persona con anorexia se somete e incluso, puede no darse esta pérdida y si padecer un trastorno alimenticio.
El DSM-V tiene unos criterios de diagnóstico para definir a una persona con anorexia. Estos son:
- Restricción de la ingesta energética en relación con las necesidades, que conduce a un peso corporal significativamente bajo con relación a la edad, el sexo, el curso del desarrollo y la salud física. Peso significativamente bajo se define como un peso que es inferior al mínimo normal o en niños y adolescentes, inferior al mínimo esperado
- Miedo intenso ganar peso o a engordar, o comportamiento persistente que interfiere en el aumento de peso, incluso con un peso significativamente bajo.
- Alteración en la forma que uno mismo percibe su propio peso o constitución, influencia impropia del peso o la constitución corporal en la autoevaluación, o falta persistente de reconocimiento de la gravedad del bajo peso corporal actual.
Recuerdo que durante la carrera estudié estos criterios e incluso aprobé con excelencia un examen acerca de ellos. En ningún momento sospeché que yo tuviera un trastorno alimenticio ya que, evidentemente, yo no podía percibir la gravedad de mi propio peso. Asimismo, existen muchos mitos alrededor de esta enfermedad y yo los creía ciegamente. Se dice que una persona con anorexia es únicamente aquella que se encuentra en los huesos, se alimenta de la nada, usa ropa holgada para “manipular a los demás”, que evita a toda costa la comida y la esconde en cuanto tiene oportunidad. Dejándome llevar por las opiniones de los demás, nunca me cuestioné si mis conductas era consecuencia de algo mayor y creyendo falsamente estos prejuicios, no fui capaz de sobreponerme a estas creencias y pedir ayuda.
Después de años de terapia y de irme deshaciendo poco a poco de estas ideas, he creado mi propia lista que, si bien no está asesorada por la American Psychiatric Association, están hechas desde un punto de vista personal y por una persona que los mitos de su entorno ocasionaron que el tratamiento adecuado no llegara a tiempo.
Estos criterios son:
- Saltarse comidas por miedo a engordar o por la creencia de que se necesita bajar de peso.
- Percibir tu cuerpo con “kilos de más” y odiar como luces.
- Usar ropa holgada por miedo a que los demás vean tu cuerpo y como negación a saberte atractiva.
- Tener rituales al comer como partir los trozos de comida en pequeños pedazos, separar la comida por grupos de alimentos o dividir la comida a la mitad para solo ingerir una porción pequeña
- Constantemente medirse con cinta métrica o con las manos, así como pesarse recurrentemente.
- Una persistente preocupación por como se luce y miedo a estar gorda o subir de peso.
- Hipervigilancia a lo que uno come, manteniendo un conteo o registro de calorías.
- Realizar ejercicio en exceso o como vía para permitirte comer.
Me parece importante mencionar que durante la realización de los criterios, en ningún momento mencioné el peso más si una fobia constante a engordar y conductas que pueden o no contribuir a la pérdida de este. Desde mi punto de vista, se puede padecer un trastorno alimenticio sin estar extremadamente delgada y presentar síntomas de anorexia sin estar en los huesos. Al final del día, cada persona tiene un metabolismo diferente y las conductas de restricción pueden o no afectar en el peso de cada uno.
Si te identificaste con estos criterios o conoces a alguien que puede presentar un trastorno alimenticio, te invito a pedir ayuda y contribuir al adecuado tratamiento de tu familiar o amigo. Me parece que, como sociedad, hay que comprender que la anorexia no se mide en kilos y que esta puede presentarse en cualquier tipo o forma de cuerpo.