Gorda: una palabra sin poder

Un adjetivo con cinco letras. Entonces, ¿Porqué tiene el valor de quitarme el sueño, de dejarme al borde de las lágrimas y llevarme a conductas de un trastorno alimenticio? Desde los catorce años hasta ahora, este calificativo me ha perseguido en mi diario vivir. He intentado por todos los medios, adelgazar mi cuerpo hasta llegar al grado de hacerlo medible con mis manos. Siempre me ha parecido absurdo el habitar en un cuerpo delgado y al ver mi reflejo en el espejo, verme inmensamente gorda. Este hecho me acorrala y me orilla a la purga, al sobre entrenamiento y a la restricción.

Hace unos días, estaba con mi novio sentada en la cama al borde de las lágrimas. Los últimos días, debido a la cuarentena, había comido más de lo habitual y de forma inmediata sentí que había subido unos cuantos kilos. Rodrigo, con su temple y serenidad que lo caracteriza me preguntó: Y si estás gorda, ¿qué?

Su pregunta me hizo cuestionarme mi pavor a subir de peso y sentí como se me venían encima un sinfín de creencias e ideologías entretejidas a lo largo de los últimos diez años. Basé mi vida en mi miedo por vivir en un cuerpo gordo y todas mis conductas se derivaron de ello; nunca me detuve a cuestionar qué me sucedería si subía un poco de peso.

Entonces, pensé en lo difícil que es vivir en una cultura que idealiza los cuerpos delgados y discrimina a las personas gordas. Existe una estigmatización hacia las personas de talla grande y una parte de mi aún no quiere formar parte de esta población. Crecí en los círculos de la danza y el modelaje, donde la talla es de suma importancia y la delgadez es prácticamente implícita para desenvolverte exitosamente en estos ámbitos. Formé mi identidad creyendo que la delgadez era parte de mi y nunca me detuve a cuestionarme que, en realidad, tengo poca injerencia en la forma de mi cuerpo porque ésta está determinada por multitud de factores, esa es la realidad, una persona no decide su talla de ropa, es consecuencia de su genética y metabolismo.

Por este motivo, creo que debemos comenzar a quitarle fuerza peyorativa al adjetivo “gorda” y transformarla en lo que realmente es: una descripción acerca de la forma del cuerpo de una persona. Hoy pienso que ser gorda no es sinónimo de poca fuerza de voluntad, no es sinónimo de ser una fracasada o un motivo por lo cual avergonzarse. Ser gorda es solo eso: una palabra de cinco letras.

Y al comprender este hecho, me abrí paso a la verdadera recuperación; aquella, donde me permito comer cualquier tipo de comida, sin temor a que ésta transforme mi cuerpo en algo desagradable, donde puedo hacer ejercicio porque lo disfruto y no como una forma de castigarme por haber comido tal o cual cosa y donde también puedo ir a una tienda y no sentir angustia por la talla de pantalón que compraré. A partir de esta revelación a través de la observación de mi novio, he entendido que, si bien las personas de talla grande viven en un mundo que no les favorece, no deben de vivir avergonzadas de su propio cuerpo. Además, comprendo que, debido a mi constitución y metabolismo, muy probablemente no llegue a formar parte de este grupo y soy consciente del privilegio de delgadez que esto me otorga.

A partir de la pregunta de Rodrigo, comprendí que no debo continuar sintiendo miedo por la talla y la forma de mi cuerpo y pude deshacerme de ese terror a subir de peso. Por este motivo, pienso, que si mi cuerpo se transforma en esta cuarentena, será recibido con los brazos abiertos porque hoy soy libre de las imágenes negativas que la palabra “gorda” lleva consigo.  

Y a ti, ¿qué te dice la palabra gorda? ¿Te animas a cambiar su descripción?

Amante del té, las letras y la buena literatura. Sobreviviente de un trastorno alimenticio y orgullosa maestra de danza.

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Sobre mí

Sobre mí

Mi nombre es Lucía y vivo en una constante paradoja. En cuestiones de segundos paso de la euforia a la depresión, de la calma al caos y de la locura a la sensatez. Estos conflictos me han demostrado que las dualidades y contradicciones vienen a construir lo que significa vivir en consciencia y plenitud.

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